
Hoy me he preguntado, cuantas veces será necesaria una revolución, un cambio social y una guerra civil en un país, y reformas tras reformas, lideres dinámicos, honestos y patrióticos… si la gente de ese país vive de las malas costumbres y la corrupción?
Si, me refiero a nuestro país, México.
Si no entiendo como en todos lados se habla de lo que necesita el país en todo aspecto.
Que si reformas estructurales, que si cambio de gobernantes, cambio de leyes, cambio de esto y de lo otro aquello.
También he observado que somos una raza muy predispuesta a criticar todo sobre el todo. Me incluyo. Todos vemos como otros países “avanzan” y son de primer nivel, cuando nuestro país, figura entre los últimos lugares en las mejores cosas; Educación, Economía, Salud, e igualdad social.
Y aunque es verdad que uno de los pináculos del subdesarrollo y la desgracia mexicana es culpa del sistema inválido de gobierno que tenemos, también me doy cuenta, de que la sentencia “Cada pueblo tiene el gobierno que merece” es una gran verdad aplicable a este pueblo.
Los grandes sucesos a lo largo de nuestra historia atestiguan la verdad de un pueblo que ha sido adoctrinado, con la ley de la opresión. Los látigos, la discriminación racial y la religión, han sido los flagelos de la educación en esta cultura. Por ende como pueblo esclavo durante mas de 300 años en lo que se admite oficialmente (Aunque me atrevo a decir que continua hasta el tiempo actual) el pueblo mexicano a llegado a pensar que todas las soluciones a todo vienen desde “arriba”, desde las altas esferas del poder y de los “Patrones”. Se ha hecho un pueblo trabajador de la tierra, que ara campos, mas sin embargo que jamás labra su mente, que jamás cultiva frutos de pensamiento y que esta acostumbrado a admitir todo como verdad, siempre y cuando venga de una fuente “oficial”.
Tal como nuestras niñeras han hecho bien su trabajo, el monopolio televisivo, la iglesia y sus derivados, y el falso patriotismo. Nos hemos hechos cerrados al mundo. Vivimos en un “laberinto de la Soledad” (Nótese mi referencia abierta hacia Octavio Paz).
Detrás de los ojos acrisolados de cada indígena y mestizo, se esconde la verdad de un pueblo oprimido, que a la vez acepta de buena gana esa idiotización, y que jamás hace algo por cambiar esa situación como masa, como pueblo.
Así, nuestro pueblo, lleno de falsos héroes charros, de políticos cómicos y domingueros, de “verdad espirituales” mas falsas que el oropel, y que se miente a si mismo, que inventa una realidad inexistente y que a la vez sufre de una mala memoria crónica.
Júzguenme compatriotas si miento. Si no, que la patria tome de manifiesto mis palabras…
Héctor Ramírez.
Gracias por sus comentarios.
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